jueves, 27 de septiembre de 2007

UN DÍA CUALQUIERA EN LA VIDA DE UN DOCTORANDO (II)

Mas ya la mañana se ha ido y es hora de marchar a casa para comer. No puedes hacer nada y menos cuando tu estómago toma ejemplo y se rebela emitiendo fuertes quejas. Resignado recoges y apagas el ordenador. Pero, ¡maldita sea!, hoy no se quiere apagar por propia iniciativa. Ante esta situación recurres al método drástico: desenchufarlo.

Con paso acelerado huyes de allí no sea que el infierno de este día se vuelva aún más cruel. En el camino piensas el plan que vas a seguir por la tarde. Todos los semáforos te van impidiendo el paso hasta que al fin por unos breves instantes el color verde anuncia su beneplácito; pero de nuevo maldices cuando a mitad del cruce cambia de opinión y la luz parpadea. Jurarías que tiempo atrás duraba más. Por fortuna tú estás a salvo, sin embargo un viejecito con bastón camina entre los coches. Y algún conductor vuelca sus frustraciones en el claxon de su automóvil.

La Tesis.”

Intentas agarrate a la realidad, pero el sopor es más fuerte que tú. Cierras los ojos. Sólo un momento, un breve descanso, piensas antes de ser vencido. El sueño es pesado y realidad y sueño se confunden. Al final despiertas, aunque los ojos te cuesta abrirlos. Tras un esfuerzo titánico los abres. Piensas que ha pasado poco tiempo, mas horror. La tarde ya casi se ha pasado. ¿Cómo ha podido suceder?

La Tesis.”

Estás desconcertado e intentas establecer un nuevo plan, pero tus nervios impiden que te centres. Lo intentas una y otra vez, sin conseguirlo. Y por desgracia, maldita sea, ahora te empieza a dolor la cabeza. No piensas con claridad. Aparece tu madre, irrumpe en la habitación. Tragedia: se le ha olvidado no sé qué cosa y lo necesita para la cena. No te queda más remedio que bajar al supermercado. Vas a tardar cinco minutos, no más.

Entras con celeridad en el supermercado. Nadie en la caja para pagar, mas en los pasillos hay bastante gente. Coges los productos como si fueras un rayo y acudes a la caja. No lo esperas y te encuentras con una larga cola. Todos han terminado su elección de productos al mismo tiempo.

La Tesis.”

Ante aquella larga cola que apenas avanza no puede más que maldecir a todos aquellos que dejan sus compras para el último momento. Y para colmo una señora se entretiene dando la paliza a la pobre cajera que intenta todo lo posible para que la bendita señora deje que la cola avance. Cuando te toca el turno casi ni te lo crees. Pagas y marchas corriendo.

Llegas a casa y para tu horror los cinco minutos se han convertido en tres cuartos de hora. No te puede estar pasando esto. En tu habitación te preparas; sacas un libro y de pronto las notas se te caen y se te desparraman por el suelo desordenándose. Tienes un nuevo cometido.

Al fin lo has ordenado y sonríes triunfante hasta que a la voz “la cena”, te muda el rostro. De nuevo el tiempo ha volado.

La Tesis.”

Te repites una y otra vez mientras cenas. De nuevo te duele la cabeza. Quieres leer un libro, pero los ojos te escuecen, te lloran. Te resulta imposible. No tienes la costumbre de trabajar de noche y tu cuerpo se rebela. Y a pesar de la siesta de por la tarde sientes suelo. Seguro que era tan pesado que no has descansado bien. Para despejarte, vas a ver la televisión, mas durante los anuncios sin fin los ojos se te cierran, los abres, se te cierran, los abres, se te cierran... y al fin caes dormido.

Tu madre te llama mientras te da unos toques. Es tarde y no tienes ganas de nada más que de echarte en la cama. Medio zombie caminas por la casa hasta el servicio y luego a tu habitación. Despejas la cama y te introduces en ella. Buscas la mejor posición, la que te sea más cómoda. Sin quererlo te viene a la mente lo que has hecho durante el día. No puedes menos que tener un gusto amargo. Pero mañana sí; mañana será el día y nadie te lo va a impedir. Hoy ya no puedes hacer nada, pero mañana sí y quizás recuperes el tiempo perdido. Pero lo que se ha ido es difícil recuperarlo. Mañana será el día.

La Tesis, la Tesis, la Tesis, la Tesis...”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺¡¡¡B R A V O!!!☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺

Diego Vicente Sobradillo dijo...

Gracias.