jueves, 6 de septiembre de 2007

NECROLÓGICAS

En cuestión de pocos días hemos asistido al fallecimiento de una serie de personajes públicos que, a pesar de ser conscientes de nuestra brevedad en este mundo, no dejan de sobrecogernos el corazón y muchas veces no por la tristeza de la pérdida de seres queridos o admirados, sino por el miedo del saber, de la certeza que un día nosotros también caeremos bajo el golpe de guadaña de la muerte, y quien sabe, a lo mejor la hora señalada es el día siguiente.

El mundo del fútbol nacional se ha visto conmocionado por la muerte del jugador sevillista Antonio Puerta. Una muerte que ha calado muy hondo en la sociedad española por le modo de producirse. El partido no era de los mejores, pero con la actuación arbitral se hacía entretenido. De pronto, Antonio cae al suelo como fulminado por un rayo entre convulsiones. Todo se vuelve confuso. No se sabe qué pasa y el telespectador no aparta la vista de la televisión. Ayudas asistenciales y señales de que el jugador no puede continuar. Se respira cuando el jugador abandona el terreno de juego por su propio pie. Parece que no ha sido más que un susto… Posteriormente comienzan a llegar noticias preocupantes. El estado empeora gravemente. Hasta que la última noticia anuncia su defunción que rompe las esperanzas de salvación que aún se guardaban.

El hecho de que este acontecimiento nos haya calado tan hondo hay que verlo desde diversas perspectivas como que le haya sucedido esto a una persona que por ser un jugador de elite está supervisado siempre con controles médicos… y si a él le ha pasado con tantos cuidados, qué no puede sucederle al resto de los mortales. También ha influido mucho el ser una muerte casi presenciada en directo, con imágenes, no una noticia en un recuadro de un periódico.

Días más tarde, una nueva noticia nos volvía a sobrecoger. En Huesca, un jugador de treinta y un años fallecía a consecuencia de un infarto. Era el turno de un jugador modesto. La noticia en mi ciudad ha calado más que en otras regiones ya que este jugador había nacido en laguna de Duero (Valladolid). Una vez más el fútbol se ponía de luto; pero esta vez de una forma más humilde. Era simplemente un recuadro en un periódico y unas breves palabras en la radio o la televisión, sin imágenes que impactaran. Su nombre era Ángel Arenales.

Las otras muertes que han llamado la atención, aunque eclipsadas en gran medida por la de Antonio Puerta, han sucedido en el ámbito de la cultura.

La fantástica actriz Emma Penella nos abandonaba de súbito. Una noticia para nada esperada entre el público, aunque parece que su salud se había resentido, perono hasta el punto de pensar en el óbito. En innumerables obras de teatro y películas ha participado, pero en la memoria reciente a todos nos acude la imagen de Emma encarnando a la gruñona y tacaña doña Concha en la serie “Aquí no hay quien viva”, siendo una componente del famoso trío las “Supernenas” dentro de esta serie. En el recuerdo quedará su famosa frase: “Váyase señor Cuesta, váyase”, que se ha popularizado tanto. Su último personaje doña Charo en “La que se avecina”, pero que no ha tenido tiempo de calar tan hondo como su anterior personaje. Y para muchos seguirá siendo siempre doña Concha. Y como toda una dama de la escena, murió con las botas puestas, siendo actriz hasta el último momento como ella quería.

La última parada la supone la muerte del escritor Francisco Umbral, polémico donde los haya. Escritor de novelas y ensayos, reconocido con numerosos premios, y articulista, género donde demostraba gran pericia. Para la ciudad de Valladolid una noticia con un mayor sabor amargo debido a su vinculación con nuestra ciudad y con uno de los símbolos de nuestra ciudad, el periódico de El Norte de Castilla. En la retina de todos quedará aquel programa de Nieves Herrero donde dio muestras de su personalidad cuando levantó su voz para protestar por el trato recibido y “o se habla de mi libro o me largo”. En un tiempo en que la televisión comenzaba a monopolizar el entretenimiento de los españoles, aquella escena fue elegida como merecedora de permanecer en la memoria y en los anales de la televisión. Pero no sólo nos queda este recuerdo, sino el de sus palabras escritas, ya en forma de artículo, ensayo o novela.

Descansen sus cuerpos en paz, permanezca su recuerdo y su memoria. Sit vobis terra levis.

P.D. Esta mañana, leyendo el periódico he encontrado la noticia de que ha muerto Luciano Pavarotti. Una gran pérdida para la ópera y para la cultura mundial. No pocas son las palabras que se pueden dedicar a este cantante que no sólo se ha dedicado a las piezas de ópera. Una figura que en cierta medida ha servido para popularizar y relanzar la ópera entre el gran público, un género que se consideraba como propio de gente de alto poder adquisitivo y cultura alta –aunque esto segundo en menor medida-. Triste pérdida que dejará un vacío difícil de llenar. Requiescat in pace.

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