viernes, 21 de septiembre de 2007

UN DÍA CUALQUIERA EN LA VIDA DE UN DOCTORANDO (I)

El sol de nuevo ha salido. El despertador, o en todo caso una voz, te despierta. Por un momento no sabes si aún sigues soñando o has vuelto al mundo real. Cuando ya no hay duda, intentas abrir los ojos; primero uno, después el otro, pero el primero lo cierras en un acto reflejo sin darte cuenta. Y por fin tu mente se aclara y tus ojos están del todo abiertos.

La Tesis.”

De pronto te viene este pensamiento. Hoy sí, te sientes inspirado y vas a trabajar en ella durante todo el día. Ayer ya no importa lo que hiciste y lo que no. Hoy va a ser ese día en que te vas a ir a la cama satisfecho del trabajo realizado.

Mientras desayunas intentas no pensar en nada, pero de nuevo te asalta un único pensamiento.

La Tesis.”

Continuas con tus quehaceres matutinos, un ritual de cada día que siempre es igual al día anterior. Bajas a la compra antes de marchar a la facultad y subes cargado como una mula, cagándote en los precios que han vuelto a subir y en el que gobierno te quiere hacer comulgar con ruedas de molino diciéndote que todo sigue igual y que la economía familiar está mejor que nunca.

En este ritual coges la cosas necesarias y de nuevo te lanzas a la calle, siguiendo el camino tantas veces trillado y que ya te sabes de memoria, así que no te preocupes de lo de alrededor, vas a tu rollo.

La Tesis.”

El recurrente pensamiento te vuelve a asaltar. Estableces un plan de trabajo. Hoy es ese día que siempre has querido, pues te sientes inspirado. Te has levantado lúcido, no como otros días que tu mente está bloqueada. Hoy es ese día, te vuelves a repetir. Hoy no hay quien te pare.

Llegas a la facultad y subes a tu departamento. Por suerte has conseguido una beca y puedes disfrutar de un lugar de trabajo agradable y digno. Hoy no ha llegado ningún compañero aún. Tomas asiento y enciendes el ordenador. Repasas mentalmente tu plan de trabajo, miras al reloj y sonríes. Todo marcha a la perfección.

El ordenador tarda más de lo habitual en estar operativo. O quizás eso te parece. Compruebas el correo para eliminar todo ese correo basura que te ofrecen viagra, rolex, viajes gratuitos e incluso alargamientos de pene. No hay ningún mensaje que te interese y los borras. Quieres salir de la aplicación y de pronto el puntero se ha quedado fijo. Esperas un poco. Nada. Intentas solucionarlo, pero... ¡maldita sea! Se ha quedado colgado. Lo reinicias y de nuevo te parece que pasa una eternidad.

La Tesis.”

Primer contratiempo que te lleva a perder un tiempo precioso. Al fin puedes trabajar con el ordenador. Intentas acceder a Internet para consultar una página útil, pero no hay forma de acceder; la red está caída. No puedes más que maldecir esta mala suerte. Comienzas a buscar los documentos que necesitas en la memoria del ordenador, pinchas, pero no se abren. Vuelves a pinchar...nada. Presa de la desesperación haces innumerables clicks sobre el icono, pero nada. Transcurren unos segundos e innumerables ventanas repetidas surgen. Comienzas a cerrar las dichosas ventanas y cuando crees que vas a poder comenzar tu trabajo, el ordenador se reinicia él solo. En esos momentos surge un instinto asesino de lanzar la odiosa máquina por la ventana o destriparla usando cualquier objeto contundente. Y entonces te vuelves a acordar:

La Tesis.”

Ante estos contratiempos tu plan lo tienes que replantear y ajustarte a la nuevas condiciones. Ahora es el momento de leer el libro que habáis pensado leer mañana. Tomas papel y bolígrafo para tomar notas. Y te pones manos a la tarea. Pero no ha pasado mucho tiempo cuando en la puerta oyes unos toques y actos seguido aparece una chica desconocida preguntando por algún profesor que en aquellos momentos honesta en su despacho o cuándo salen las notas de cierta asignatura. Educadamente contestas y vuelves a tus quehaceres. Sin embargo, de nuevo llaman y en esta ocasión es un amigo que te viene a hacer una pregunta sobre algún problema que le ha surgido o una consulta. La cosa se lía y acabas hablando de algo intranscendente. Cuando se marcha, observas el reloj y te horrorizas. Crees que ha pasado poco tiempo, pero no, la mañana casi ha pasado.

La Tesis.”

Coges el libro con ahínco. Lees una líneas... te tienes que detener; no te enteras de nada. Los nervios provocan que no puedas concentrarte como te gustaría. Miras por la ventana, intentas sosegarte, encontrar esa paz entre cuerpo y mente que te permitan desarrollar tu trabajo. Y cuando la estás alcanzando, vuelven a sonar unos golpes en la puerta. En esta ocasión es un profesor con problemas informáticos: su ordenador se ha rebelado y no consigue domeñarlo. Acudes presto a la ayuda cual séptimo de caballería. Con más detalle te explica el caso. Piensas en el diagnóstico médico y acto seguido comienzas a intentan doblegar a tu duro enemigo. Ante la mirada a ratos estupefacta de tu protegido logras imponerte y vuelves a tu cubil satisfecho por la victoria lograda, la revancha. Pero cuando al fin te percatas de la hora, sólo sientes horror. La guerra te ha llevado más tiempo del que habías pensado y ya es muy tarde.

La Tesis.”

(Continuará)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estás mejorando mucho, Diego. Ojalá se cumplan todos tus sueños. Muy gracioso el vídeo del Gollum Becario, jejeje.

Diego Vicente Sobradillo dijo...

Perdón por no contestar antes, pero he estado liado arreglando el ordenador de casa que se me había revolucionado, jeje.
Muchas gracias y espero que sigas pasándote por aquí.
Te deseo igualmente que se cumplan todos tus sueños.